Quiero agradecer en nombre de mi familia vuestra presencia hoy especialmente a todos los que con vuestro trabajo y cariño habéis hecho posible que este merecido homebaje se haga realidad.
Juan Montes no sólo fue un artista jerezano, era una persona muy especial, un hombre buen, un hombre pacífico que dedicó su vida a hacer que al menos el mundo que le rodeaba, fuera mejor. Por eso su ausencia nos hace más fuerte su presencia.
El 4 de abril de 2000, en plena primavera se marchó y nos dejó una herencia.
Juan Montes nos legó un enorme capital:
–
Ojos para ver
Color, forma, el detalle…
Y saber mirar a los ojos de los otros
–
Las manos que hacen,
Que acarician,
que dibujan,
que se aúnan…
–
La paz y la paciencia
En la inquietud constante.
La pregunta sin respuesta
Y el camino por delante.
–
La confianza sin tregua
como un reto constante.
La búsqueda como talante,
Lo impreciso y lo importante.
–
El valor de lo bien hecho,
Despacio….hasta a tu aire,
Con honradez interior
Sin darle cuentas a nadie
–
Con alma libre de artista,
Sin dueño,
Si acaso esclavo, solo de ti,
De tus propios ideales.
–
Necesidad de seguir,
Parándote en lo que vale,
Mirar lo que te rodea,
Respirando todo el aire.
–
Llenar de vida la vida,
Pues la muerte es toda gratis…
Mientras vas y sonríes,
Este juego es el que vale.
–
En esta herencia coexisten
Sueños y realidades,
La esencia de un sin palabras
Y que los hechos lo avalen
–
Ustedes perdieron al amigo,
Al maestro,al compañero,
al idealista,al artista…
Mi madre perdió a su amante…
Nosotras a nuestro padre.
Pero nos legó una herencia
Un tesoro incalculable.
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