Manuel Ríos Ruiz

Noviembre 2001 – Diario de Jerez – Juan Montes Pina y los suyos – Las artes gráficas han tenido en Jerez dé la Frontera un lugar de esplendor. Tanto es así, que si alguna vez se crea en la ciudad un museo de arte moderno, a las artes gráficas jerezanas le debería corresponder un destacado espacio. Personalmente llegué a conocer y tratar al maestro Pérez, el litógrafo de Orla, con quien pasé muchos ratos hablando del tema, sentados tomando una copa en la Granja Soler, en compañía del pintor Ramírez, allá en los mediados años cincuenta. Uno de sus discípulos era mi amigo el dibujante Benítez Troya, que en un momento dado decidió saltar al extranjero. También en aquellos años conocí a Juan Montes Pina y a sus fenomenales discípulos. Tenían el estudio en El Mamelón, donde vivía Juan. Yo, que pasaba por allí repartiendo cartas, me quedaba un rato admirando la primorosidad dibujadora de Manolo Valle, de Rafael Virués, de Sebastián Moya… Una vez que la idea estaba fijada, cada trazo de lápiz o de plumilla, cada pincelada de tempera, se hacía serenamente, despacio, con una limpieza maravillante. Nadie se precipitaba, nadie se ponía nervioso porque llamaran, una y otra vez, los oficinistas y vendedores de Jerez Industrial, de Orla o de Hurtado, reclamando el encargo. Juan Montes Pina anteponía el bien hacer por encima de todo. Y repartía los trabajos entre los suyos sabiendo, como buen maestro, a quien le iba mejor cada tema, ya fuera etiqueta, folleto o cartel. Juan Montes Pina creó una escuela de diseño gráfico al amparo del citado esplendor jerezano de las artes gráficas, en aquel tiempo equiparable al de Barcelona con Seix Barral o incluso, al de Vitoria con Heráclito Furnier. Y junto al equipo de dibujantes de Mamelón, hay que recordar de por entonces a otros artífices que salieron de Jerez, como Orge o Antonio Bravo. Incluso, Sebastián Moya trabajó en Madrid y luego en Brasil, desde donde volvió a los jereles. Fue cuando en Proyectos Mamelón, estando en la calle Arcos, con el poeta González Ríos, que había regresado de Venezuela, y Ramírez, tomé parte en la creación de una campaña publicitaria para La Ina, que no se realizó de manera completa, no recuerdo ahora por qué motivo. Juan Montes Pina sabía encontrar quién era el mejor en cada...

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Jesús Rodriguez

15 Noviembre de 2001 – Diario de Jerez – Juan Montes Pina – Ha sido un gran acierto organizar una Exposición que sirva de homenaje a Juan Montes, el creador, con la colaboración inestimable de Manolo Valle y Rafael Virués de Segovia, de “Proyectos Gráficos Mamelón”, la empresa que revolucionó el diseño gráfico… La pena es que se organice siguiendo la tradición histórica mejor cumplida en España, ya fallecido Juan. Este es el país de los grandes entierros. Nos gustan más las apoteósicas ovaciones el día de la muerte, que el sencillo reconocimiento en la vida. Para ninguna nación como para España parece escrita la frase final del Edipo, de Sófocles, cuando dice “a ningún mortal que esté aún en espera del último día, llaméis jamás feliz”. Por eso los Toros son nuestra Fiesta Nacional: en España, como en el volapié, la hora de la muerte es la “hora de la verdad”. Físicamente, destacaré dos rasgos de Juan Montes que demuestran que su destino no podía ser otro que el arte y, que el principio, “operatio esse sequitur”, constituye una gran verdad: nuestro físico predispone nuestra vocación. Primero, su cara, que podría haber resultado casi anónima, si no la hubieran rescatado los ojos, a la vez dormidos y enérgicos; ojos para imaginar y para resolver lo imaginado. Y en segundo lugar, sus manos; manos ágiles, ineluctablemente diseñadas para el dibujo, porque nunca sosegaba… La conclusión es sencilla: de unos ojos creativos y unas manos trajiñeras, sólo puede salir un artista… Y al gozo del dibujo se entregó Juan Montes durante toda su vida. No es fácil el dibujo. Para ser dibujante hay que saber “ver” las cosas; capacidad que, en contra de lo que pudiera pensarse, poseen muy pocas personas. Cuando los hombres de ciudad vemos una besana de trigo, en nuestra retina se fija tan sólo lo estético: la cadencia y el cálido color encerado de las espigas. La mirada del campesino, es mucho más rica y experta; atiende también -y sobre todo- a cuánto se curvan; porque esa inclinación dice lo esencial de las espigas: la cosecha que cobijan. Por eso, cuando decimos que no tenemos mano para el dibujo, decimos mal. En realidad, lo que nos falta es “vista”. El dibujante ha de ver más allá de la impresión. Debe tener, cuando dibuja un campo, vista...

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Pedro Carabante Medina

14 de Noviembre de 2001 – Diario de Jerez – juanmontespina@elcielo.es – QUERIDO Juan: Como ya sabrás, hoy se inaugura la exposición-homenaje que en tu memoria han organizado algunos de los amigos, compañeros y discípulos que dejaste en tu pueblo después de toda una vida dedicada a las Artes Gráficas y a lo que ahora se ha generalizado en llamar Diseño Gráfico… por Ordenador, ¡no veas! (nosotros éramos dibujantes, suena mejor y es más bonito). A mi particularmente nunca me han gustado las celebraciones en las cuales el principal protagonista no puede alegrarnos con su presencia, hubiese preferido, junto a todos los que tuvimos la suerte de relacionarnos contigo, estar a tu vera y alrededor de un lebrillo de buen ajo de viña -cucharón y paso atrás-, unos rabanitos tiernos y ese mostito que tan rico estará ya con estos fríos de noviembre, hablar de nuestras cosas, hablar de lo que nos salió bien y de lo que nos salió regular, recordar tantísimos momentos felices en los cuales siempre fueron protagonistas la amistad y la camaradería; recordar que tu fuiste junto con tus inseparables Manolo Valle y Rafael Virués el culpable de que muchos chaveas, entre los cuales me encuentro, encontraran el camino más adecuado para encauzar sus vidas por medio de una profesión que solamente se podía aprender en este Jerez junto a personas de la valía y categoría profesional y humana como la que tú y tus mosqueteros habéis dado muestra siempre, sin escatimar esfuerzos y con grandes dosis de paciencia, ante las torpezas y ganas de aprender de tantos aprendices a dibujante que desfilaron por vuestra cátedra jerezana de Proyectos Gráficos Mamelón. Los que te conocimos y tuvimos la suerte de compartir parte de nuestra vida profesional contigo sabemos el legado tan importante que – has dejado por estos pagos. Hay parte de ti en muchísimas etiquetas que visten las botellas de nuestros famosos vinos de Jerez y que vemos a diario en las estanterías de bares y supermercados. Hay parte de ti en muchísimos envases de conservas de los más variados productos y lugares de España. Hay parte de ti en la reciente historia de la cartelería de nuestras fiestas más nombradas. Hay parte de ti en los diseños que hoy archivan los discos duros de muchos ordenadores, hechos por personas que mamaron tus enseñanzas...

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José Luis Jiménez. Manuel Gómez Pina

25 de Febrero de 2007 – La Voz – Juan Montes Pina: Un nombre para la historia de la imagen de Jerez. – Juan Montes Pina nació en Jerez el 17 de noviembre de 1929. Cursó sus primeros estudios en la Escuela de San José y más adelante en las escuelas de Comercio y en la de Artes y Oficios Artísticos, compaginándolos con trabajos esporádicos. A los catorce años ingresó en el taller de José Luis Torres, su tío, un personaje de gran relieve en el mundo del diseño gráfico de Jerez, donde desarrolló y afirmó su personalidad artística. Algún tiempo después, dadas sus reconocidas cualidades como diseñador y dibujante, fueron requeridos sus servicios por la firma Jerez Industrial, empresa de artes gráficas que se encontraba en plena expansión. Allí permaneció hasta su incorporación al Servicio Militar. Terminadas sus obligaciones con el Ejército, y de regreso a su ciudad, funda en 1952 su propio taller de diseño, ubicado en la calle Julio Ruiz de Alda, con la denominación de Dibujos Mamelón, que pronto alcanzó destacada notoriedad. Entre sus clientes se encontraban, además de la citada firma de Jerez Industrial, otras del mismo gremio como Jerez Gráfico, Industrias Gráficas Orla, Gráficas Andaluzas, etc. Poco después se incorporaron a su cartera de pedidos Importantes industrias del sector vitivinícola como Lustau, González Byass, Domecq, Osborne, Caballero y Valdespino, entre otras, pues eran notorias su profesionalidad y la calidad de sus diseños. Dado el continuo crecimiento de sus actividades, en 1961, trasladó el taller a la calle Juana de Dios Lacoste, a un local de mayores dimensiones que albergara al equipo de dibujantes que en los últimos años se había visto ampliado. Dos años después crea un segundo taller, Pinturas Lacoste, especializado en trabajos publicitarios de grandes superficies como vallas, murales, expositores, etc. De aquí surgieron importantes encargos para diversas empresas bodegueras del Marco. Ese mismo año, y. debido al volumen de trabajo, constituye la sociedad Proyectos Gráficos Mamelón SA, con la participación de Jerez Industrial, además de Rafael Virués de Segovia y Manuel Valle, ejerciendo él mismo el cargo de Director Gerente. Inicialmente tuvo sus oficinas en la calle Arcos, sobre la imprenta Hurtado, pero posteriormente, en 1966, se trasladaron a una finca adquirida en la calle Pizarro. En esta nueva sede, además de las actividades de creación y diseño se incorporaron...

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